canto de esperanza
A comienzos del s. XVI estallaron en el reino de Castilla las Revueltas Comuneras, más conocidas como la Guerra de las Comunidades. Dependiendo de la línea ideológica de los historiadores, porque la Historia ya se sabe que objetiva no suele ser, podemos encontrar a los comuneros como precursores de la lucha por las libertades frente al rey absolutista, Carlos I, hijo de Juana la Loca, o como nobles que luchaban por conservar sus privilegios, línea muy defendida en los años del franquismo. Normal, todo lo que supusiera una amenaza al glorioso imperio español bueno no podía ser, ya tendrían algo de rojos separatistas. ¿Por qué traer ahora esto a la memoria? Porque a veces parece que no ha pasado tanto tiempo. El nacionalismo españolista fagocita todo lo que se encuentra a su paso, se apropia de la memoria de los pueblos. Los nacionalismos llamados periféricos van a la deriva en un Estado de Autonomías que deja a sus aspiraciones en un plano meramente enteléquico. ¿Nos daremos cuenta alguna vez de lo insensanto de buscar diferencias en lugar de unidad? Y no me refiero a la unidad obligatoria del pensamiento dominante, sea cual sea éste. Unidad para poder convivir, cada cual como quiera y se sienta. Me temo que no.
No hay comentarios:
Publicar un comentario