sola fide
Pertenezco a una familia que ya va por la cuarta generación de protestantes, así que se podría decir que mi afición por las minorías viene de lejos y tiene un por qué. Es interesante intuir qué pudo llevar a mis abuelos allá por los inicios del siglo XX, en pueblos remotos de La Mancha, a interesarse por una religiosidad diferente a la que durante siglos había sido la única que se veía por esas tierras. A día de hoy podemos encontrar variedad de creencias, incluyendo las no creencias, y no parece pasar nada por adscribirse a la que más nos guste, pero eso no ha sido siempre así, ni mucho menos. La persecución y hostigamiento era algo habitual. Durante muchos años las iglesias estuvieron clausuradas y las reuniones, los cultos como son llamados, se celebraban a escondidas en las casas de los creyentes. La imposibilidad de contraer matrimonio civil, la obligatoriedad de ir a misa en el servicio militar, el encarcelamiento de muchos por no hacerlo, etc., hacían de la decisión de abandonar la religión oficial, un acto de desobediencia civil en toda regla. Hay sin embargo un fenómeno curioso, que suele repetirse en diferentes ámbitos: el momento en que los oprimidos pasan a ser opresores.
La necesidad que sienten determinadas personas de sentirse mejores o superiores a los demás es algo que cala en todos los grupos sociales. El problema no son las creencias de cada uno, sino cómo alguien se escuda en ellas para poder juzgar, odiar y despreciar y todo ello porque su dios lo dice supuestamente en un libro y es la única verdad posible. Bien, el fundamentalismo es algo bastante común en las religiones monoteístas, aunque no sólo. En cualquier sistema de pensamiento o filosofía hay gente que se deja arrastrar por la irracionalidad.
En mi familia hay ahora mismo varias corrientes, si podemos llamarlo así. Por un lado están los más conservadores y fundamentalistas, que gozarían hasta el paroxismo si vieran arder en el infierno a la mitad de la humanidad al menos y seguramente me quede corto. Convencidos de ser elegidos por su dios y predestinados desde antes de la fundación del mundo a ser los "salvos" de la creación, miran con desprecio y juzgan a todo el que no se ajuste a su idea del bien, que es bastante mala, por cierto. Así que si no crees que la Tierra tiene 6.000 años, que todo lo que nos pasa es porque su dios quiere, incluídos los cánceres, accidentes, enfermedades varias, etc. y no admites al pie de la letra sus dogmas, eres un perdido y vas a ir al infierno de cabeza.
Otra rama familiar es la de los que decidimos abandonar ese sistema de creencias dañinas. Esta corriente se divide a su vez en dos subgrupos. Por un lado, los que decidieron no creer más en nada relacionado con dioses y religiones, el grupo agnóstico-ateo, que no es sin embargo el peor visto. Por otro lado, los verdaderos apestados ideológicamente hablando. Quienes tenemos una espiritualidad no adscrita a los planteamientos fanáticos, no vamos a sus iglesias o somos críticos con ellas, no tratamos de imponer dogmas y tenemos creencias variadas: desde el protestantismo liberal, como mi padre, al budismo, el unitarismo-universalista, creencias no categorizadas, etc. Estos somos el enemigo a combatir. Por suerte no tienen más poder que su propia ceguera, de otro modo, las hogueras alumbrarían las frías noches de invierno manchegas.
2 comentarios:
Hola Kozmicboy, gracias por tus consejos de antivirus, aunque no tengas mucha idea, como yo, los recojo, a ver que decido al final...
Toda la razón, la seguridad en internet no existe, tampoco el anonimato. ¿Cuántas empresas e instituciones tendrán perfiles nuestros? ¿Cuántas harán usos ilícitos de información obtenida dudosamente o directamente de forma ilícita?
Se me ocurre en el mejor de los casos estudios de mercado, rastreos de opinión...
Nunca se tuvo acceso a tanta información personal como ahora, a ese fuero interno antaño inaccesible en el que reside la parte más libre que tenemos.
También es cierto que escribimos y tenemos mucha paja, información basura, quiero decir en los millones de foros y pces.
Mi tradición es católica y en la actualidad me considero agnóstico. Lo espiritual me parece una dimensión humana más y no necesariamente etérea, íntimamente relacionada con otras dimensiones. Creo que todo está relacionado con todo, en mayor o menor medida pero así es. 1ª ley de la ecología.
salu2 ;)
Kumbayá por el que proclama justicia e igualdad-.
Kumbayá por el que proclama amor ante todo género, raza e idea.
Kumbayá por el que proclama ritos al espítitu del cambio eterno.
Y alegría por el que además de proclamar...practica.
Besos
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