refugio interior

28.10.08

día de muertos


cada año al llegar esta época íbamos al cementerio con un cubo, trapos, botes de pintura, cepillos, pinceles, brochas, aguarrás...durante varios días se preparaban, raspaban viejas pinturas, se definían las letras de nuevo, se pintaba la lápida para que pareciese nueva, se tiraban flores viejas, se limpiaba a fondo. yo miraba a mi madre realizar estas cosas mientras paseaba por las tumbas de los vecinos, los parientes lejanos, la gente del pueblo. las mujeres estaban hablando mientras hacían la limpieza, se encontraban, comentaban, rumoreaban, recordaban...como hacían al encontrarse en el mercado, pero éste era el puesto de los muertos.

cuando llegaba el día de los muertos, íbamos con un buen ramo de flores para honrar la memoria de los nuestros. es difícil expresar lo que sientes cuando eres un niño y ves tu nombre en una pequeña lápida blanca. me habían explicado muchas veces que ése no era yo, que era mi hermano mayor, en honor del cual me habían puesto su nombre. yo no sabía muy bien la diferencia entre el niño del cementerio y yo mismo. dos personas hijas de los mismos padres y que se llaman igual, ¿no habían de ser la misma? racionalizar con 7 años no suele ser fácil.

han pasado los años. mi madre ya no va a limpiar la lápida, ni la abuela, ni la tía jose, ni el tío félix, ni el tío juan, ni charito, ni el vecino pepe, ni maria josé la compañera de hospital de mamá, ni flora, ni milagros...cuando te mueres, la limpieza es algo muy relativo, hay mejores cosas en las que pensar.

1 comentario:

Unknown dijo...

Yo siempre he pensado que una tradición es una tradición, sea cual sea su sentido (o sinsentido). Solo voy al cementerio una vez al año, y eso sí, hago todo lo que tengo que hacer en mi interior y en mi exterior.

Y sí, hay mejores cosas en que pensar que en limpiar una lápida, como por ejemplo en reconfortar nuestros corazones...


el amor se esconde dentro del arco iris
el amor se esconde en estructuras moleculares
el amor es la respuesta

j. morrison