la rueda de la vida

Sin embargo, los velatorios siempre terminan convirtiéndose en momentos de comunión y risas, de celebración de la vida. La familia extensa se reúne y comparte la alegría y la tristeza. Quienes hace pocos años éramos los pequeños de la familia, ya somos señores y señoras mayores, nuestros padres y madres son abuelos, y los bebés de hace poco ya viven su vida adulta y tienen pareja.
La rueda de la vida no se puede parar...ni yo tampoco.
Espero que el día que me entierren se oigan las risas y la alegría de vivir, seré un recuerdo...como el soplo del viento.
Escuchad, se oye el silencio.
La rueda de la vida no se puede parar...ni yo tampoco.
Espero que el día que me entierren se oigan las risas y la alegría de vivir, seré un recuerdo...como el soplo del viento.
Escuchad, se oye el silencio.
1 comentario:
Me ha gustado este post. Reconocedor de una realidad que está ahí, maduro al asumir la rueda de la vida y modesto al entender la brevedad e insignificancia de nuestra vida. Con los mejores deseos para los que vienen detrás. No sé, también me ha parecido raro. Creo que todavía no he llegado a percibir eso en su totalidad, estoy en otra onda.
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