aquí estoy todavía

Aquí estoy todavía
(salmo responsorial)
Nací feliz y pequeño,
demasiado sensible decían todos.
El muñeco de mis hermanas,
la niña de los ojos de mi madre,
el heredero de mi padre,
el guardián de secretos de mi abuela,
el compañero de juegos de mis primos...
nací feliz y pequeño.
Y aquí estoy todavía, aleluya.
Aprendí pronto a hablar,
a decir por favor y gracias
y a cantar: Jesús me ama, bien lo sé...
Aprendí los nombres de las cosas
y cómo recitar un poema.
Crecí en una mata de sandía
y comiendo helados a escondidas.
Aprendí los nombres de las cosas.
Y aquí estoy todavía, aleluya.
Descubrí pronto lo que es la ignorancia,
el odio y la tristeza.
Recibí golpes, palizas e insultos
años y años en la escuela,
pero yo ya sabía los nombres de las cosas
y el poder que tienen las palabras.
Crecí sintiéndome un raro
que sabía demasiado.
Y aquí estoy todavía, aleluya.
Tuve tiempo de conocer el amor,
la música, el arte, la amistad, la poesía.
De ver otros caminos,
de buscar nuevas salidas.
Entonces el dolor se instaló en nuestra casa,
la enfermedad, el cansancio,
las partidas.
Perdí a madre, a la abuela, a mi amiga cuando más falta me hacían.
Y aquí estoy todavía, aleluya.
Y doy gracias al Espíritu que da vida,
por todo el sufrimiento,
por cada paso dado y cada caída,
por cada resaca dolorosa
y cada pesadilla vivida.
Gracias por todo lo aprendido, lo vivido,
lo que puedo contemplar mientras viva.
Por respirar un nuevo día.
Y aquí estoy todavía, aleluya.